Por Karol Guarín Núñez / kguarin501@unab.edu.co
Los inmigrantes no son invisibles, nos dice Abderrahman El Fathi en su conversatorio sobre su libro “Migración irregular” realizado en Ulibro 2023. A través de sus vivencias nos cuenta la poca conciencia social que hay alrededor del tema.
Abderrahman inicia planteándonos que la migración es parte del marroquí, y que, por esta misma razón, tiene conocimiento a cerca de sus dificultades y sufrimientos. Sufrimientos, que sin duda nos deben mover el piso y tenemos que solucionar mediante el diálogo.
Imagínese que usted, desgraciadamente, se encuentra en una situación que lo obliga a dejar su territorio para buscar un “futuro mejor”. Y aunque con sus problemas ya tiene suficiente, no dejan de señalarlo y nombrarlo como una simple cifra. Pues así son tratados los migrantes, y ellos no son números, son millones de personas rechazadas, criminalizadas, juzgadas y etiquetadas de forma cruda y despectiva. Personas que no son percibidas como tal, y tienen una identidad y cultura que no es reconocida.
La xenofobia, es decir el rechazo y odio a ciertos extranjeros, se palpa fácilmente en Colombia. Esta viene usualmente amarrada al odio al pobre (aporofobia), condición que usualmente cargan la mayoría de ciudadanos que migran debido a un conflicto de cualquier tipo.
El Fathi resalta el rol de la mujer refugiada, que usualmente es la encargada de reagrupar la familia, llevar el peso cultural, cuidar y mantener viva esa llama. El autor nos hace reflexionar con la imagen de una madre que le dice a su hijo que debe quitarse los zapatos en la puerta para no molestar a los vecinos, porque “armamos ruido y encima somos inmigrantes”.
¿Cuántas muertes hacen falta para entender que migrar es un derecho humano y que el mundo es como es gracias a las y los cientos de migrantes del pasado? La inseguridad, climas extremos e inestables, largas caminatas y peligros de violencia, es mencionar poco, pero vivimos en la “globalización de la indiferencia” de la que nos habla El Fathi.
Él concluye con la idea que la solución no se encuentra en construir un muro que prohíba el ingreso de personas a otro país, sino en el diálogo y acuerdo mutuo, porque no se trata de parar o frenar la situación, sino de incluir, acoger y brindar empatía a quienes lo necesitan.