Como parte de la programación de la Feria del Libro de Bucaramanga, Ulibro 2023, la Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB) llevó a cabo la sesión inaugural de la Cátedra Santander, una iniciativa liderada por el Departamento de Estudios Sociohumanísticos (DESH), cuyo propósito es proponer temas de conversación que “nos permita entender el pasado para proyectarnos en el futuro”, explicó Juan Carlos Mantilla García, director de la dependencia académica.
Según Mantilla García, la propuesta es que la cátedra se institucionalice, por lo menos, dos veces al semestre. Este esfuerzo obedece al trabajo desarrollado por los profesores que hacen parte del DESH con el fin de abordar temas regionales que ofrezcan la posibilidad de conocer los principales aspectos del desarrollo en Santander.
Para la lección inaugural el primer invitado fue Juan Pablo Remolina Pulido, director ejecutivo de Prosantander, un grupo de 75 empresas que buscan, justamente, trabajar por el progreso del departamento. Remolina, en su intervención, explicó a los asistente a la cátedra “una receta para el desarrollo sostenible de Santander”.
Se trata de una fórmula que contiene cuatro ingredientes para sacar adelante a Santander y mantener la senda del crecimiento. Para el representante de Prosantander, habitamos una región en medio de dos historias: antes de 2015, cuando Bucaramanga llamó la atención de investigadores del Banco Mundial y la ciudad fue considerada como uno de los seis casos de éxito en el mundo, Santander era la tercera región con menor pobreza, la ciudad capital se ubicaba de primera y crecía 3 puntos porcentuales por encima del Producto Interno Bruto (PIB) nacional.
Hoy, 764 mil personas viven con menos de $13.000. Del 2014 al 2021, 185.000 personas ingresaron a la pobreza. “La pandemia desnudó nuestra debilidad en el tejido social y económico”, dijo. Remolina hizo un recorrido por diferentes aspectos que representan las fortalezas y desafíos de Santander.
La refinería de Barrancabermeja, que refina el 80 % de los combustibles del país, el sector de servicios, entre los que se encuentran la salud, TIC, educación y financieros, el comercio, que reúne la marroquinería, confección, joyería y calzado, el sector agropecuario y el sector construcción, del cual 12.000 empresas conforman su cadena productiva.
Asimismo, hizo énfasis en la calidad de la educación, las posibilidades de investigación e innovación y la biodiversidad del territorio. “Somos número 3 en el índice de complejidad económica, según el economista argentino Ricardo Houseman, en un caso estudiado en su clase de Harvard”, explicó.
Insistió en los retos regionales, como el alto nivel de informalidad laboral, el atraso en infraestructura, el desarrollo del turismo, el fortalecimiento del bilingüismo, cerrar la brecha en calidad educativa y una mejor articulación entre los sectores privado, público y la academia, entre otros.