Ciudad Memoria

Tema central de la Feria del Libro de Bucaramanga, Ulibro 2022

“La memoria constituye una esfera fundamental en donde se condensa la historicidad, el tiempo, el espacio, el poder y la cultura” (1)

El lugar en el que habitamos, en el que nacemos y echamos raíces o en el que el azar nos impone ya sea por la fuerza del destino o por simple elección, está lleno de acontecimientos, lugares y personajes los cuales configuran la construcción social, política y cultural de su memoria.

Más allá del orden cronológico de los hechos que constituyen la historia de una ciudad, vista esta como un espacio común para un conglomerado de personas agrupadas en familias, barrios, intereses, actividades, religión y clases sociales, “la memoria es una matriz de significados que guían y habilitan la acción a diferentes escalas y, como tal, es un referente que posibilita que los sujetos se orienten en el mundo”, dice la socióloga mexicana Edith Kuri Pineda en el texto La construcción social de la memoria en el espacio: una aproximación sociológica.

“En contraste con la historia, la memoria es un proceso vivo, inconcluso, polimorfo, que se distingue por su multiplicidad, de modo tal que, como bien apunta, hay tantas memorias colectivas como grupos sociales. Así, cada sociedad tiene una forma particular de edificar sus recuerdos dependiendo de un conjunto de variables políticas y culturales y al hacerlo implícitamente tiene una manera específica de concebir y de relacionarse con el tiempo”, agrega.

Bucaramanga cumple el próximo 22 de diciembre los 400 años de su fundación, entendida esta como una ‘certificación’ “del cumplimiento dado a la orden del oidor en ‘visita de la tierra’” (2) a partir de la representación construida por don Enrique Otero D´Costa, en enero de 1914, según explica el texto Historia básica de Bucaramanga, publicado por la Universidad Industrial de Santander en marzo de este año (2022) en el marco de la celebración de los cuatro siglos de esta ciudad.

En esencia no fue un descubrimiento en sentido estricto, como los clásicos relatos de la Conquista, sino una formalidad a partir de un acto administrativo que iba acompañado, además, de la evangelización de la población indígena. Un ‘real de minas’, un resguardo adscrito a la jurisdicción de Pamplona para vigilar la explotación de oro en sus cercanías. No es gratuito, de hecho, que en la historia aparezcan los nombres de un capitán, Andrés Páez de Sotomayor, y un sacerdote católico, Miguel de Trujillo.

La Feria del Libro de Bucaramanga, Ulibro, que organiza desde hace 20 años la Universidad Autónoma de Bucaramanga (Unab), ha decidido rendirle homenaje a esta ciudad que creció en una meseta hoy conurbada con sus municipios vecinos, Floridablanca, Piedecuesta y Girón, una aldea que se convirtió en una metrópoli epicentro del desarrollo económico, social y cultural de cerca de dos millones de habitantes quienes interactuamos con su pasado, presente y futuro.

En el mismo texto citado al inicio Pineda remite a autores como Henri Lefebvre, David Harvey, Doreen Massey y Pierre Bourdieu, quienes desde la sociología, “han analizado al espacio no como un mero receptáculo o telón de fondo de acontecimientos históricos, políticos y sociales sino como un proceso abierto fruto de las relaciones sociales de diverso cuño que, a su vez, condiciona los lazos sociales”.

Al lado de los espacios están los símbolos los cuales caracterizan a una población ya sea porque el orden jerárquico del poder los imponen o porque la fuerza de los acontecimientos los ubican como referentes de un pasado que se torna en leyenda. “Las relaciones que se pueden establecer entre el espacio urbano, las significaciones que le dan los habitantes de la ciudad y los hechos o marcos de memoria”, (3) dice Denise Jodelet, de la Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales (EHESS), en París.

Una plaza, un parque, una bandera, sus colores, el escudo de la ciudad, un monumento, entre otros, configuran los íconos que son distintivos de un lugar, sobre el cual se construye arraigo. En una época en la que la tecnología nos lleva de su mano resulta imperativo rescatar los significados de tradiciones que los influenciadores, tan dedicados a cultivar sus audiencias -ya no comunidades- poco o nada les interesan.

Ese es el resultado de la imagen que Ulibro escogió para esta edición de su feria, una apuesta por enaltecer desde el sentido figurado de sus símbolos, en una sumatoria de elementos que se transforman en ‘ciudad memoria’, por el rescate de lo que -en este caso- corresponde a la celebración de cuatro centurias de la ‘Señora Bucaramanga’.

Volviendo al texto base de este argumento sobre el tema central de Ulibro, “así como las placas, monumentos, nombres de calles graban en el espacio público la(s) memoria(s), las prácticas sociales conmemorativas constituyen otra manera de hacerlo. Ambos son mecanismos que buscan sortear al olvido”.

 


(1) Pineda, E.K. (2017) La construcción social de la memoria en el espacio: una aproximación sociológica, en Península, XXI(1), 9-30. https://bit.ly/3kjpNmo
(2) Martinez G., A. y otros (2022) Historia básica de Bucaramanga, cuatro siglos de un poblamiento, 1622-2022, 1, Publicaciones UIS. 
(3) Jodelet, D. (2010) La memoria de los lugares urbanos, en Alteridades, 20 (39). https://bit.ly/3EVrjEF

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