El futuro de la movilidad y el transporte en el país y en Latinoamérica depende en gran medida de las políticas gubernamentales y del trabajo conjunto entre el Estado, la empresa y las universidades, para adaptarse a los cambios que exige esa industria. Esta fue la reflexión común a la que llegaron cinco expertos en el tema convocados al conversatorio “Estrategias de movilidad sostenible para el desarrollo de ciudades de Latinoamérica” efectuado en Ulibro 2023.

El conversatorio formó parte de la programación del foro “Movilidad, logística y transporte”, que se efectúa en Bucaramanga del 29 al 31 de agosto, y que en su tercer día llegó a las actividades de Ulibro. En él tomaron parte Diana Ramírez, profesora del Departamento de Ingeniería Industrial y de Sistemas de la Universidad de Búfalo (Estados Unidos); Andrea Souza Santos, profesora de Ingeniería de Transportes de la Universidad Federal de Río de Janeiro (Brasil);  Daniel Prato, gerente de investigación de Logyca; Fabio Sánchez, consultor del Ministerio de Transporte, y Jessica Maradey Lázaro, docente de Ingeniería Mecatrónica de la UNAB.

1er Foro de Movilidad, Logística y Transporte / Foto: Érika Díaz

El delegado del Ministerio indicó que, al hablar de sostenibilidad en materia de transporte, se debe hablar de forma prioritaria de recursos e hizo hincapié en que el Gobierno nacional, por intermedio del documento “Estrategia nacional de transporte sostenible”, tiene como prioridad avanzar en la transición energética del país y para eso duplicó el presupuesto nacional destinado al rubro.

Las representantes de la academia coincidieron en que en el país se debe avanzar de forma prioritaria en la electrificación del transporte de carga. “En Brasil creamos un plan en el que se involucraron universidades y empresas privadas, para identificar oportunidades para cada sector; desarrollamos algunos proyectos, como incluir una flota de camiones eléctricos y capacitación a los motoristas en ese tipo de transporte; también monitoreamos el uso de tecnología, estamos incluso usando internet de las cosas, pero todo debe estar respaldado con políticas concretas, objetivos claros”, indicó Andrea Souza Santos.

El futuro del transporte

Basados en el eslogan de Ulibro, “Futuros posibles”, la docente Jessica Maradey invitó a los panelistas a que manifestaran cuál creen que es el futuro de las ciudades colombianas.

“Estamos acostumbrados a proyectar las ciudades a cuatro u ocho años, lo que dura el periodo del alcalde o gobernador de turno. No estamos pensando en el futuro”, manifestó Fabio Sánchez. Agregó que todas las regiones se tienen que proyectar a 20, 30 y hasta 100 años. “A largo plazo, debemos tener un departamento (Santander) planeado, sin importar si un municipio es de primera, segunda o sexta categoría. La planeación es crucial para articular esfuerzos. A mediano plazo, hay que implementar medidas puntuales, no restrictivas. Y a corto plazo, hay que identificar cuáles son esos puntos cruciales para el transporte y la movilidad. Cuáles zonas pueden ser peatonalizadas, cuáles deben ser corredores viales, etcétera, y sentarnos todos (academia, empresa y Estado) a trazar procesos colaborativos”, concluyó.

Al respecto, Daniel Prato, representante de la empresa privada, indicó que el futuro del transporte en Colombia tiene cinco aspectos clave: información, tecnología, nuevos negocios, regulación y cambio cultural.

“Las ciudades hoy cuentan con mucha información que se debe analizar en función de tomar decisiones que puedan realmente soportar soluciones que tengan impacto en la ciudad; segundo, es importante adoptar las nuevas tecnologías y para eso se requieren estudios técnicos, soporte técnico que nos permitirá entender la viabilidad de la implementación de esas tecnologías; en tercer lugar, se van a requerir todos desarrollemos nuevos modelos de negocio, generemos innovaciones en los vehículos, en las formas de hacer las cosas, eso será muy importante para poder vivir en una ciudad más sostenible, más rápida”, explicó.

Agregó que el cuarto elemento, la regulación, significa que debe existir un marco normativo que permita a los diferentes actores avanzar en esas discusiones, “porque esos cambios, esas nuevas formas de ver el mundo no están plasmados en la regulación actual; por último, se debe producir un cambio cultural, un cambio en cómo adoptamos o nos adaptamos a esas nuevas tecnologías, a esos nuevos recursos, a esos nuevos cambios de hacer las cosas. Hoy nos cuesta, nos cuestan los cambios y eso es fundamental para que nuestras ciudades sean más eficientes”, concluyó el representante de la empresa privada.