Luis Alfredo Garavito espera la muerte en una celda en La Tramacúa, en Valledupar. Hasta allí logró entrar Kevin, un joven de 20 años al que el asesino en serie y violador de niños más grande de Colombia le concedió una entrevista.

Por Laura Sanabria Rangel / lsanabria84@unab.edu.co  

Desde Guillermo Prieto La Rotta «Pirry», Garavito no había vuelto a hablar con periodista alguno. Hasta que apareció Kevin Pinzón. Un joven periodista de un canal de televisión, que ahora apodan “la Biblia del terror” debido a este, su primer gran golpe periodístico.

En febrero de 2021, él, junto a Rafael Poveda, director del canal, y un equipo, comenzarían la entrevista. Lo primero que le dijo a Kevin fue: “no puedo creer que me haya dejado engatusar por un culicagao”. De allí saldría el mejor retrato reciente de La Bestia.

Luis Alfredo Garavito, con un cáncer avanzado que lo ha dejado irreconocible (un ojo cerrado y varios kilos de menos) llegó a secuestrar, violar y matar a más de 200 niños en los años 90 en Colombia. Hasta hoy recuerda sus crímenes, se permite hacer mapas con ubicaciones y datos -como los que les hizo a los periodistas que lo visitaron- y sigue palpándose su necesidad de hablar.

En Ulibro 2023, Poveda relató, por momentos con la voz quebrada, el camino en el que se embarcaron hasta llegar a la “crónica novelada”, Tras la Sombra de Garavito.

Rafael Poveda en la presentación de su libro: “Tras la sombra de Garavito” / Foto: Javier Ferreira

De la reportería quedaron 30 horas de grabación. No se desperdició ni un minuto en preguntar detalles sobre cómo asesinó a ninguna de sus víctimas. Como el actor que era, y aún parece que es, Luis Alfredo era uno frente a las cámaras y los cuestionarios, y otro en la confianza de las pequeñas conversaciones.

De los recuerdos de Rafael, que tal vez mejor retratan esto, es cuando le mencionó que tenía admiradores. Garavito lo miró y se podía ver su fascinación. Al repetir la pregunta con el play oprimido, afirmó serio: “¡Cómo un asesino como yo puede tener admiradores!”

Según Poveda, a Garavito no le debe haber gustado ni cinco su libro, si es que ha dejado de recitar la Biblia en la cárcel para leerlo. Hoy Kevin, con 23 años, escribe su propio retrato, producto de esta obsesión periodística.

A pesar del tiempo, la cualidad de palabrero de Garavito sigue intacta. Esa que usó tantas veces para ir de lugar en lugar engañando a la gente y sus víctimas. “Cuando te matan a alguien, te matan en vida”, asegura el periodista, para indicar que en su trabajo no hay ni un miligramo de orgullo o admiración. Por el contrario, como afirman en el prólogo: “el verdadero personaje literario y protagonista de esta historia era Kevin Pinzón. El único que cargaba a cuestas toda esa pesada carga de fatalidad…”.