Moisés Wasserman Lerner (Bogotá, 1946) advierte que aspira más a generar pensamiento sobre los temas que discute, que a convencer. Su estilo, como se puede corroborar en las 254 páginas del libro “Reflexiones en cápsulas. Un diálogo entre la ciencia, el conocimiento y la sociedad”, es el de confrontar y cuestionar sobre temas de la actualidad nacional y mundial.
Son 108 columnas publicadas en el periódico El Tiempo entre los años 2017 y 2022, las cuales están agrupadas en cinco capítulos que van de personas, sus virtudes y sus problemas, a dudas, sofismas y errores, pasando por educación, formación y sueños.
Este bioquímico que se desempeñó como director del Instituto Nacional de Salud (INS), presidente de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, y rector de la Universidad Nacional entre los años 2006 y 2012, disfruta las controversias que generan sus columnas semanales y las cuales le permiten ganar a la par simpatizantes y críticos, como también le sucede con la red social X, donde cuenta con 107.995 seguidores y sigue a 797 personas.
Wasserman Lerner estuvo este martes en la XXI Feria del Libro de Bucaramanga dialogando con el rector de la UNAB, Juan Camilo Montoya Bozzi, a quien le manifestó que habituado a escribir sobre investigación en revistas especializadas, nunca pensó que de los parásitos generadores de enfermedades tropicales daría el salto a ser columnista y menos que lo sería de forma constante.
Aterrizó entonces en el campo de los adjetivos y los adverbios para pronto darse cuenta que unos y otros son las primeras palabras que debía eliminar si de ajustarse al número de caracteres asignado se trata, aunque ya había aprendido a “no usar dos palabras donde una es suficiente”, y que además de decir algo es conveniente que sus variopintos lectores lo entiendan, especialmente cuando aborda asuntos de carácter técnico o científico pero también cuando son temas sensibles y sujetos a interpretaciones contradictorias. “Hay quienes se sienten más seguros cuando el lector se queda sin saber cómo piensa quien escribe; me parece una solución poco ética”, acota.
“Una columna de opinión no es simplemente libertad para decir cualquier cosa, sino libertad para construir un argumento”, subraya Wasserman Lerner, para quien el ejercicio de la brevedad ha sido algo enriquecedor.
Confesando que no le gusta usar groserías ni expresiones rudas y que tampoco se siente bien haciendo ataques personales ni siquiera en defensa propia, aborda el ámbito de las redes sociales y señala que está convencido que son un fenómeno positivo de democratización del derecho a la opinión, “que era algo muy abstracto cuando solo se escuchaba la opinión de algunos pocos privilegiados que podían escribir en los periódicos, publicar libros o que tenían un auditorio. Las redes transformaron eso como fenómeno democratizador de una potencia extraordinaria, porque cualquier persona puede manifestar su opinión que va a ser comentada así lo agarren a coscorrones. Tienen por supuesto su contraparte negativa porque así como es posible decir cualquier cosa, también lo es insultar de cualquier forma hasta extremos que pueden llegar a niveles cercanos a la peligrosidad”.
En su caso prefiere discutir ideas, y en eso afirma que no tiene inconveniente en usar instrumentos variados. “Hay lectores que se han quejado de que no entendieron a quién me refería; debo confesar que fue totalmente intencional”.
Wasserman Lerner igualmente participó en el conversatorio “Futuros posibles de la Educación Superior”, en el cual intervinieron la exministra Cecilia María Vélez White y Camilo Andrés Morales (coordinador Cátedra Permanente Futuros de la Educación Superior), con la moderación del vicerrector académico de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, Franz Dieter Henzel Riveros.