Mario Mendoza Zambrano va y viene del infierno con la agilidad del campeón olímpico de 100 metros planos. A la hora de presentar su libro “Los vagabundos de Dios” habla del Quijote de la Mancha, luego pasa a Pablo Picasso, después se fija en Agatha Christie y más tarde repara en Jesucristo, Buda y Mahoma. Sus personajes están aquí, pero en un abrir y cerrar de ojos se esfuman para convertirse en otros seres. Los más de 600 asistentes al Gran Salón de Neomundo parecen hipnotizados con los episodios anecdóticos e históricos que les va desgranando. El monólogo de una hora transcurre sin que se oiga un bostezo, así no todos comprendan qué significan los términos catábasis y anábasis. Su epílogo es un llamado a la desobediencia.

El yo luminoso le abre la puerta al yo tenebroso, la alegría le cede el terreno al duelo, la sanación de las fuerzas oscuras de la mente es precedida por conjuros y pócimas de chamanes. Mendoza tiene el don de la palabra y la catarsis trasciende el contexto de la charla para que sus personajes arrastren consigo el dolor del lector.

Mario Mendoza en la presentación de su libro “Los vagabundos de Dios” / Foto Erika Díaz

“A mí me encantaría que en la última página ustedes sintieran que Adán Santana se lleva con él parte de su propia desesperación, de su propia angustia, de su propio sufrimiento. Eso es muy difícil de lograr porque es una estética de la fuerza, no es una estética de la forma. Hay unos escritores que se esfuerzan en la forma, que haya cierta musicalidad en el lenguaje, muchos adornos, muchos adjetivos, muchos giros del lenguaje para mostrar la exuberancia de la lengua en la que yo escribo. A mí ese camino me interesa menos; no es que no me interese. Siempre el lenguaje es una materia de trabajo en la que uno tiene que pulir las palabras con sumo cuidado, pero no es mi objetivo principal, no es mostrar mi habilidad con la lengua”, asegura el autor de la galardonada novela “Satanás”.

En “Los vagabundos de Dios” el personaje se atormenta y sufre casi toda la novela y al final se va liberando poco a poco de su culpa. Santana siente que está volviendo loco y se lanza de lleno a lo desconocido. Y ahí es donde Mendoza encaja la frase de don Quijote: “No me diga quién soy. Yo sé quién soy y quién puedo llegar a ser”.

Entonces el escritor bogotano se toma la licencia de aconsejarle a su público en la XXII Feria del Libro de Bucaramanga: “Cuando alguien quiera hacerlos entrar en razón, cuando alguien los aconseje para que ustedes sean sensatos o que les sugiera que se queden quietos, recuerden a Ulises y don Quijote y desobedezcan, porque la gente obediente es muy sospechosa. La obediencia no es una virtud sino un gran defecto. Tengan mucho cuidado y láncense en busca del delirio, porque está claro que la vida es intensa o no es. ¡Vivan intensamente!”.

Mario Mendoza en la presentación de su libro “Los vagabundos de Dios” / Foto Erika Díaz

Incitación que genera euforia y aplausos de la variopinta concurrencia. Si Mendoza fuera un torero saldría en hombros de sus aficionados en esta ‘corrida’ y en las demás ferias del libro a las que acude y habla sin parar –y sin moderador que lo interpele o lo confronte–.

Este exprofesor de literatura de la Javeriana es una máquina de vender libros y eso lo saben de sobra en editorial Planeta. Tan pronto se para de la tarima, se va a estampar autógrafos a los 268 asistentes que con paciencia que raya en devoción hacen cola para llevarse un recuerdo y poder decir que estuvieron cerca de esta figura de la ficción. Las fotografías quedarán para otra ocasión, porque el autor simplemente rehúye esa manía de quienes con sus celulares documentan cada segundo de sus vidas.

Mario Mendoza es de los que reconoce que aparezcan tantos lectores en Ulibro, en un país caracterizado por una tasa de lectura tan baja: “Yo les agradezco mucho que ustedes sigan en pie de lucha, leyendo, pensando, criticando, siempre un poco al filo de la navaja que es lo que uno tiene que hacer cuando es una persona crítica, independientemente de qué posición, qué religión, qué partido político tenga cada uno. Lo que hay que estar es siempre preguntándose y siempre dudando, que es lo mejor”. Reviva el evento de Mario Mendoza aquí.

Ulibro 2024 contó con el esfuerzo de la Universidad UNAB y el apoyo del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, la Biblioteca Nacional, el Instituto Municipal de Cultura y Turismo de la Alcaldía de Bucaramanga, la Cámara de Comercio de Bucaramanga, la Gobernación de Santander, Coordinadora, ESSA, Delthac Seguridad, Centro Comercial Cacique, Banco de la República, El Espectador, RCN Neomundo, entre otras.

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